11 de agosto de 2014

PEÑA OLVIDADA DESDE LA VUELTONA. (10-08-2014)

Este verano ya resulta hablar del condicionante meteorológico a la hora de planificar las actividades pero como se suele decir "e lo que hay". Nuevamente la opción es la vertiente Sur  de Picos con la esperanza de que la formidable barrera natural que representan los Picos de Europa retrasen el avance del ya cansino frente nuboso de componente norte que mantiene nuestro paisaje excepcionalmente verde pero que dada su persistencia castiga nuestro espíritu ávido de sol y buen tiempo.  

 Tras barajar varias opciones  es Jar el que plantea la opción de ascender a Peña Olvidada. Inmediatamente la idea me seduce. Una cumbre majestuosa que constituye una atalaya para divisar las cumbres del Central, Oriental y Cordilla privilegiada y a la vez olvidada. En temporada estival los Picos no son ajenos al aumento de visitantes característico de los valles circundantes así que lo poco frecuentado de esta cumbre se convierte en otro atractivo para decantarse por esta ascensión evitando así zonas más masificadas.  Innumerables veces hemos recorrido la senda que bordea su falda camino de Cabaña Verónica o camino de las praderías de Áliva pero en nuestro caso ninguno había ascendido a tan ponderada cumbre. La explicación quizás esté en que no existe una vía de ascenso Normal. Cualquiera que sea la opción requiere superar importantes tramos de trepa y con algunos puntos en los que la trepa deja paso a la escalada haciéndose necesario el uso de cuerda.

Hacemos noche en Potes, tras el paseo de rigor huimos de la masificación turística y subimos a dormir al aparcamiento de Capilla de San Miguel en las proximidades del monasterio de Santo Toribio. Desde aquí disfrutamos de una noche despejada y tranquila que nos hace aumentar las esperanzas respecto a la méteo para el día siguiente.

Nuestras esperanzas se ven cumplidas con un hermoso amanecer. Entre las nubes típicas del fondo del valle emergen las cumbres  bajo un cielo azul totalmente despejado.

A primera hora estamos en Fuente De para poder subir en las primeras cabinas del teleférico. El paisaje en la estación superior del teleférico se muestra en todo su esplendor pero somos conscientes del pronóstico meteorológico que augura cambio para el medio día así que nos ponemos en marcha sin perder un instante.


Tomamos, el muchas veces transitado, camino a Cabaña Verónica que bordea la cara sur de Peña Olvidada. A la altura de la Vueltona abandonamos la cómoda pista para  iniciar un lento y penoso ascenso por el tedioso pedrero que  cae de la falda de Peña Vieja y Peña Olvidada. Si nos pegamos a la pared de Peña Olvidada el ascenso se hace un poco más cómodo.










  Poco a poco nos acercamos a los farallones que cierran el pedrero y en la ladera este divisamos una sucesión de chimeneas que serán la vía de ascenso a la cumbre. En este punto nos juntamos con una pareja, Ángel y Mari, que también se dirigen a Peña Olvidada.

 El itinerario se caracteriza por tener una roca bastante descompuesta e inevitable caída de piedras por lo que decidimos realizar el resto del itinerario justos para evitar riesgos. En este punto al pie de las chimeneas preparamos el equipo de escalada y sobre todo el casco. Es un itinerario en el que el uso de casco se hace imprescindible. El  que redacta, haciendo gala de su habitual caraja, olvido el casco en casa,  y aseguro que durante toda la ascensión fui realmente incómodo e inseguro pese a extremar las precauciones.

Comenzamos la ascensión de las tres chimeneas que de manera consecutiva debemos superar. La primera es relativamente sencilla, son unos 20 metros con pasos de II.
 Una vez superada esta nos enfrentamos a la segunda chimenea, la más complicada con pasos de IV. Montamos una reunión un tanto precaria y Jar encara la apertura de primero.
 Son unos 30 metros de chimenea en los que la pared de la derecha está totalmente lisa y la de la izquierda presenta un caos de roca un tanto rota. La progresión ideal es en oposicición. Aproximadamente a la mitad hay un pequeño resalte que constituye la mayor dificultad.











Es prácticamente imposible meter ningún seguro, quizás se pueda meter algún clavo, pero Jar tuvo que tragarse el largo sin meter nada hasta llegar a la reunión que si que está perfectamente equipada.

La tercera chimenea tiene un aspecto amenazante pero finalmente tiene menos dificultad que la anterior.













 Son pasos de III con un pequeño resalte en el que por seguridad ponemos la cuerda nuevamente.



 Una vez  ascendemos todos nos encontramos al pie de un gran gendarme que servirá de clara referencia en el descenso para coger los rápeles. En ese punto dejamos las cuerdas y continuamos la ascensión por una serie de gradas. La ascensión en este punto presenta escasa dificultad pero debido a lo roto de la roca y la gran cantidad de  piedra suelta hay que extremar las precauciones.

Tras unos metros caminado hacia un farallón de roca en dirección este realizamos, al pie de una canaleta, un marcado giro a la izquierda para superar el citado farallón.














Una vez bordeado y superado llegamos a la arista que viene de Peña Vieja cuya cumbre lleva un tiempo vigilando nuestros cuidadosos pasos.
 Las vistas son espectaculares, la sucesión de crestas en perfecta alineación que van desde Peña Vieja a Horcados Rojos, las graderías de Áliva en las que destaca el vivo color rojo del tejado del Chalé Real, el macizo Oriental, la Cordillera, la crestería que viene desde la Torre de Altaiz al Llambrión.... 











Recorremos un tramo de amplia cresta para encarar los metros finales a la Cumbre de Peña Olvidada. Su aspecto resulta un tanto agreste pero subimos cómodamente por un marcado itinerario de roca amarilla.
  Los pasos son de II y como es norma en toda la ascensión con especial atención a las piedras sueltas.
 La cumbre nos obsequia con una variedad de paisajes que invitan a una larga contemplación pero también
nos avisa que desde el norte el cielo se ha ido cubriendo paulatinamente de una amenazadora nube.
 

Por lo tanto hacemos las fotos de rigor y pese a que el estómago ya pide su ración iniciamos el descenso sin mayor dilación.
 Una vez estamos en la arista nuevamente vemos una serie de jitos de marcan una bajada directa sin falta de bordear el farallón del ascenso. Repentinamente los jitos desaparecen y debemos navegar un poco para el descenso hasta el camino de subida. Coincidimos en que es mejor dar el pequeño rodeo que bajar de frente.

El gendarme marca el inicio de las chimeneas marca nuestro descenso. La tercera chimenea está perfectamente equipada.

No obstante para montar la reunión de la tercera chimenea hay que engolase un poco por lo que decidimos asegurar el paso y poner unas cintas a la cuerda para acercarla para montar el descendedor.














La primera chimenea, manteniendo la atención, se puede destrepar sin problema.

Solo nos queda descender el pedrero hasta la Vueltona. El descenso se hace notoriamente más cómodo que el ascenso. Hay bastantes zonas de piedra fina que permiten disfrutar de la bajada deslizando pedrero abajo.

Las nubes que acechaban en la cumbre terminaron por cubrirlo todo y quince minutos después de llegar a la estación superior del teleférico comenzó a llover. Cabe destacar el incomprensible caos que se montó allí. Todos los turistas pusieron pies en polvorosa para bajar en el cable.
  La desorganización y falta de previsión de estas situaciones  por parte de Cantur junto con  la irracional y egoísta actitud a de la especie humana, sobre manera cuando está de vacaciones, hicieron que tuviésemos que esperar unos tres cuartos de hora entre empujones y neuras de unos y otros ja ja ja. De todos modos podemos, y una vez comiendo tranquilamente en la furgoneta, podemos decir que disfrutamos de un excepcional día de monte. Una cumbre olvidada hasta este día pero que a partir de este día  para nosotr@s tardará en olvidarse y el lujo de una gran compañía.





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